viernes, 13 de febrero de 2009

El privilegio de danzar.



HAz la diferencia.


Danzar, espiritualmente se refiere a la libertad de alabar a Dios con todo nuestro ser; implica conjugar nuestro corazón, cuerpo, y mente, todo en armonía, de manera tal que nuestra adoración sea sublime y aceptada como ofrenda grata.

Dios nos da dones y talentos, y dice su palabra que El pone en nosotros el querer como el hacer por su buena voluntad, (Fil. 2:13), y es más que un placer saber y sentir que al danzar lo hacemos por El y para El, porque de El viene la gracia. Dios pone en nosotros ese deseo insaciable de llegar hasta su presencia por medio de su palabra, a través de la oración, la alabanza cantada, danzada y de todo lo que exprese nuestro amor por Dios y nos haga deleitarnos en su presencia.

Cuando danzamos, tratamos de tocar el corazón de Dios en señal de agradecimiento, es nuestra intención agradarlo porque El ha sido bueno, por su misericordia, por su fidelidad y porque declara su palabra que: Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia. Aún te edificaré, y serás edificada, Oh virgen de Israel; todavía serás adornada con tus panderos, y saldrás en alegres danzas. (Jer. 31.3-4); estos versículos dan a mi vida una clara convicción que Dios se agrada de mi danzar porque es en agradecimiento a su misericordia; y Dios mucho antes de mi nacimiento tenía en sus planes que yo diera pasos seguros de victoria y Fe para proclamar su territorio y ser portadora de Su Gloria.

El privilegio de danzar consiste en dar lo mejor de nosotras para la alabanza de su Gloria, para exaltar el nombre que es sobre todo nombre; pero esta devoción se consigue con oración, practica y búsqueda intensa de su presencia para danzar de Gloria en Gloria.

Ya he declarado que danzar es en agradecimiento a su inmenso y eterno amor, cita en Deut. 6.5: Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Amar a Dios, implica obedecerle en todo, si no obedecemos no amamos, y nadie ama y obedece lo que no conoce por tanto es fundamental que no solo dancemos porque es bonito o porque lo hacemos bien, sino que también tenemos que danzar con el sentido que Dios ministre a nuestro corazón una vez hayamos buscado su voluntad y respuesta ante esta decisión, cuando Dios nos aprueba entonces: a la carga!! Todo lo que hacemos, hacerlo como para el Señor, y esto se refiere a que lo hagamos con todo nuestro corazón, toda nuestra alma y todas nuestras fuerzas, echando fuera toda apatía, toda timidez, flaqueza, haraganería y pesadez que quieran levantarse en contra de este hermoso ministerio que Dios ha puesto en nuestras manos, que dicho sea de paso no es de lujo ni de adorno, si no con un fin especifico: Exaltar su nombre y que toda la tierra sea llena de su Gloria, a través de nuestros pasos.

Es bueno saber que aun cuando danzamos para ministrar al pueblo de Dios, en mi experiencia he descubierto que Dios se agrada cuando El es toda mi audiencia, cuando me rindo en adoración para coronarlo como Rey de mi danzar y sin importar el publico ni los temores de mi vida, Dios hace grande su poder en mis debilidades cuando decido danzar porque El me guía y recibe mi ofrenda de danza, ahí es donde radica mi deleite y mi privilegio al danzar: este es mi deseo; honrarte con mis pasos y que tu Dios, seas mi estandarte.


Dios les Bendiga!


Michel Encarnación

1 comentario:

Unknown dijo...

Verdaderamente tienes claro ese llamado. Dios te bendiga